COMEDORES ESCOLARES; aún estamos a tiempo de aprender comiendo.


El entorno de los comedores escolares y todo lo que allí sucede o, mejor dicho, por norma general no sucede tiene la suficiente importancia como para merecer una reflexión a "la hora del Tea".

Comenzaremos haciendo un repaso a la legislación que rige el funcionamiento y gestión de los comedores escolares en Aragón.
Seguiré describiendo lo que, desde la doble perspectiva que me da ser docente de un colegio y padre de una alumna de otro, sucede en ese periodo en una situación de normalidad, es decir, sin tener en cuenta los condicionantes que han llegado debido a la situación sanitaria actual, intentando buscar explicación y justificación en la normativa que rige en Aragón.
Una vez expuesta la actual, y desafortunadamente mayoritaria, realidad de los comedores escolares, compartiré en lo que creo que se deberían, y podrían, convertir.
Terminaré esta entrada con las conclusiones a las que he llegado tras confrontar lo que es y lo que, en mi opinión, debería de ser.

... la normativa...
En esta nuestra comunidad, la gestión y funcionamiento de los comedores escolares viene lesgislada en las siguientes órdenes del departamento de Educación y Ciencia del Gobierno de Áragon:

Como aspectos más importantes de la legislación vigente me permito resaltar unos cuantos:

Los modelos de gestión de comedores escolares permitidos son tres, siendo el de gestión indirecta (concesión a empresas, con todo lo que eso conlleva) el modelo prevalente. Los otros dos modelos posibles son el modelo de gestión directa por el propio centro docente y el modelo de convenios para la prestación del servicio por otras instituciones sin ámimo de lucro (confederaciones, asociaciones de padres de alumnos, organizaciones sociales). Los órganos gestores son, fundamentalmente, los Servicios Provinciales del Educación con lo que, aunque hay un marco común, la situación varía de una provincia a otra.

Es un servicio que está sujeto y limitado a las disponibilidades presupuestarias anuales de cada programa de gasto.

El proyecto de comedor escolar deberá estar incluido dentro de la PGA (programación general anual) del centro y su funcionamiento recogido en RRI (regamento de régimen interior).

La programación del servicio de comedor escolar comprenderá, entre otros, aspectos relacionados con  la elaboración y/o suministro de las comidas, la organización del personal y los elementos fundamentales de educación para la salud, para la convivenciael ocio y tiempo libre durante el periodo correspondiente, mediante el desarrollo de las actividades previamente planificadas.

Corresponde al Consejo Escolar del centro proponer el procedimiento de gestión y elaborar el proyecto de presupuesto del servicio para cada curso escolar. En el mismo se valorarán, entre otros,  aspectos como los gastos de personal, y material para actividades y, en su caso, los derivados de la contratación o convenio para la prestación del servicio.

Se establece una ratio de más de 10 alumnos por profesional a cargo, siendo de 7 alumnos en centros de educación especial.

La formación exigida para los profesionales que intervienen en los mismos es la de certificado de manipulador de alimentos y del título de monitor-animador de tiempo libre o el que sea de aplicación.

...la realidad que yo vivo...
A día de hoy, la realidad que yo percibo con respecto a lo que pasa y no pasa en un comedor escolar queda enfocada con las gafas de padre de una alumna usuaria, hasta que la situación sanitaria actual lo permitió, del servivio de comedor en su colegio. Pero no sólo con las gafas de padre, sino también la percibo con las gafas de maestro tutor en un colegio de educación especial de Zaragoza capital, siendo mis alumnos usuarios del servicio de comedor del cole.
En cuanto a la realidad que yo vivo como padre de alumna usuaria del comedor escolar, lo primero que diré es que el colegio (ya tiene unas cuantas primaveras) no dispone de cocina propia. Con esto me refiero, no sólo a aspectos relacionados con la gestión sino a que carece del espacio físico para tenerla.
Su modelo de gestión es indirecta (modelo prevalente en Aragón) a través de una empresa de catering que suminstra la comida en bandejas que luego son calentadas momentos antes de ser servidas a los alumnos. Los alumnos entran en el comedor con la misma bata que han usado durante toda la jornada lectiva de mañana, y seguirán usando durante su jornada verpertina y se colocan en sus sitios asignados.
El personal responsable sirve primero los menús de dietas "especiales" entre los que se encuentra el de mi hija (ella es celíaca) para luego continuar con el resto. Una vez comen, con un ratio de XX alumnos por monitor  (curso escolar 19-20) salen al recreo, si el tiempo meteorológico lo permite, hasta las 14.50h que vuelven a filas para subir a clase y retomar su jornada lectiva. En el caso las condiciones meteorológicas lo desaconsejen, suben a una de las aulas donde, bajo el criterio y supervisión del monitor, ocupan el tiempo de medio día. Hasta aquí, una breve descripción de las rutinas llevadas a cabo. Además, decir que el protocolo ante una intolerancia alimentaria (en mi caso, la celiaquía) además del menú correspondiente, consistía en sentar a mi hija en una esquina para "evitar" una contaminación cruzada entre su comida y la de sus compañeros de mesa.
La información global del tiempo de comedor se limita al menú correspondiente que nos envía la tutora días antes de comenzar cada mes. Durante el tiempo que mi hija fue usuaria (un curso escolar completo y poco más de mitad del siguiente) no hubo ningún tipo de información más rigurosa y estructurada de los hábitos, comportamientos, etc. de mi hija en el tiempo de comedor. Ni a través de su monitora responsable ni a traves de la tutora. En todo caso, el posible intercambio de información consistía en unas breves palabras al dejar a mi hija por la mañana del día siguiente (la monitora que la recibía era la misma que luego la atendía en el comedor).
A continuación paso a describir brevemente la realidad que yo vivo en el colegio en el que trabajo como docente. El modelo de gestión es indirecta, a través de una empresa. La diferencia con los descrito anteriormente es que el colegio dispone de cocina física propia totalmente equipada y la empresa es la que "desplaza" al personal correspondiente, con lo que la comida se elabora dirariamente en el propio cole. En cuanto a los comedores, hay tres espacios dedicados a ello: el comedor principal es el más grande y el que acoge el turno central y a la mayor parte del alumnado. Además, hay otros dos comedores más pequeños en los que comen por un lado los alumnos con perfil más conductual y alumnos con más necesidad de apoyo respectivamente.
El periodo de tiempo desde que termina la jornada lectiva de la mañana hasta que vuelve a comenzar va desde las 12.30h hasta las 15h. Nada más concluir el periodo lectivo, comienzan las actividades interlectivas. En ellas, de 12.30 a 13.30h, los alumnos siguiendo un horario semanal y divididos en distintos grupos se dirigen a actividades como teatro, patinaje, arte, deporte, juegos de mesa, fútbol, baile... Estas son dirigidas por personal del cole, salvo las de patinaje y fútbol, que son dirigidas por personal externo y especializado.
Los únicos alumnos que no se dirigen a estas actividades dirigidas son los más pequeños y los alumnos con trastornos de la deglución y de la alimentación. Ellos, una vez termina su jornada lectiva a las 12.30h bajan, tras hacer el aseo correspondiente, al comedor acompañados de monitores, logopedas y tutores correspondientes.
El grueso del alumnado pues, dispone, una vez ha terminado la actividad interlectiva correspondiente, desde la 13.30h hasta las 15h para comer, hacer el aseo y un rato de descanso y tiempo libre en el recreo. Están agrupados en pequeños grupos. Cada grupo tiene su monitor de referencia, el cual supervisará al grupo en el comedor, en el aseo y en el tiempo de ocio en el recreo. A las 14.50h, cuando el personal docente vuelve a hacerse cargo del alumno, recibe de parte del monitor de comedor responsable, la información oportuna.

cómo lo veo yo...
Como hemos podido ver hasta el momento, muchos son los condicionantes y variables que definen el entorno y, lo que allí sucede, de los comedores escolares.
El primero que se me viene a la cabeza es el tipo de jornada que tiene el cole (jornada escolar partida o jornada escolar contínua). Por otro lado, el modelo de gestión: no es lo mismo un cole con comedor y con cocina propia, un cole con cocina propia pero gestionada por una empresa de catering o un cole sin ni siquiera cocina. Otra variable es el personal, y su formación, que atiende al alumnado que hace uso del comedor. No me quisiera olvidar de cómo se "llena" ese espacio de tiempo que transcurre desde que el alumno termina de comer hasta que vuelve a clase o se va casa. En esta última variable hay que tener en cuenta la existencia o ausencia de actividades extra escolares o interlectivas.
Por último, en el momento que escribo estas líneas me veo obligado a tener en cuenta que la realidad de los comedores escolares desde marzo del pasado curso, debido a la situación sanitaria, se ha visto muy  condicionada. Y lo ha sido, en alguna de las variables mencionadas anteriormente, de manera no del todo positiva.
Por encima de todas estas variables, el concepto fundamental que resume mi visión de lo que debe ser un comedor escolar, es el cocepto de espacio educativo. Debemos ir más allá del concepto de comedor escolar como espacio en el que se da de comer sin más. El objetivo debe ser que el alumno aprenda comiendo.
En cuanto al modelo de gestión, no me considero lo suficientemente cualificado como para emitir un juicio riguroso. Es por ello que me limito a dar mi opinión al respecto, tan respetable como cualquier otra, como docente y como padre. Mi opinión es que todo colegio debería de contar con unas instalaciones propias e integradas. La gestión de las mismas creo que debería ser totalmente a cargo del colegio. Nada de concesión a empresas externas y menos aquellas en las que su servicio es a través de lo que se conoce como "línea fría". El personal de cocina, debería de ser plantilla del colegio y la comida cocinada en el propio colegio.
El comedor debe ser un espacio realmente educativo, en el que, además de ir a comer, se trabajen aspectos como los tiempos de espera, hábitos de comportamiento en la mesa, uso adecuado de los cubiertos, postura correcta, responsabilidad, hábitos de higiene. Estos por nombrar algunos. Esto implica dos cosas bajo mi punto de vista: la primera es que el personal docente debería de intervenir en el comedor, convirtiendo este en un aula más y convirtiendo el aula convencional en un espacio en el que se trabajen y anticipen aspectos, conductas y estrategias que luego se van a poner en práctica a la hora de comer. La segunda es que el personal auxiliar debería de ser personal formado, y en consecuencia valorado, de una forma más rigurosa y, con todos mis respetos, no limitarse a un título de monitor de tiempo libre y en algunos casos el título de manipulador de alimentos. No se trata de poner comida en la mesa y entretener a los chavales después de comer. Se trata de enseñarles, junto al personal docente, todos los aspectos nombrados anteriormente con lo que deben de contar con una formación acorde con esas exigencias. Además, deberían de contar con formación en la atención a alumnado con trastornos de la deglución y de la alimentación.
Una vez, terminada la comida, es necesario realizar una correcta higiene bucal y no salir pitando al recreo o a ver una película si la meteorología no permite salir al patio.
Se debe de elaborar una programación de actividades dirigidas total o parcialmente teniendo presente que es tiempo de ocio y descanso. Un ocio dirigido y con unos objetivos y actividades programadas que, dicho sea de paso, probablemente supondrá una reducción en la aparición de conductas desadaptadas o disruptivas.

... como conclusión...
Para terminar esta pequeña reflexión, diré que queda mucho por hacer. Queda mucho por hacer en prácticamente todas las variables comentadas a lo largo de estas líneas. Ya hemos visto que el modelo de gestión mayoritario en los comedores escolares de Aragón no es el que sería deseable, la formación del personal auxiliar es bastante deficitaria para los objetivos planteados. El personal docente, no está interviniendo de manera mucho más directa y explícita salvo contadas excepciones... en definitiva, creo, que a día de hoy todavía no se considera el comedor escolar como un espacio educativo. Un espacio en el que el alumno aprenda mientras come. Sospecho que es más un problema de actitud que de aptitud, ya que creo que exiten los recursos suficientes para hacerlo mucho mejor de lo que se está haciendo.
Aún así, soy optimista y estoy convencido de que todavía estamos a tiempo...





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